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Políticamente Incorrecto / Guerrero a la deriva...

Roberto Camps/Prensa Libre. 
robertocampscortes@gmail.com

ACAPULCO, Gro., 24 Julio 2016.- “Sr presidente, tengo a bien avisarle que han dado la orden de matarlo, en este tiempo de clausuras y aprovechando q usted no trae mucha seguridad, tenga cuidado xq ya pueden tener días siguiéndolo”.
Éste fue el último mensaje que hizo público el presidente municipal de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte, compartido por la periodista Urisa García a través de las redes sociales.
No obstante que el alcalde contaba con la protección de policías federales, pidió ayuda adicional 14 días antes de que fuera asesinato al presidente, Enrique Peña Nieto. No fue escuchado. Pudo haber librado el atentado de contar con un vehículo blindado.
El llamado de auxilio se dio luego de que fuera asesinado su primo y ante las constantes amenazas de muerte que recibía por parte de integrantes de la delincuencia organizada, pero no obtuvo respuesta.
La omisión del gobierno federal ha sido advertida por la Asociación Nacional de Alcaldes (ANAC), quien solicitó al gobierno federal que a través de la Secretaría de Gobernación, se implemente urgentemente un protocolo de protección para los alcaldes del país, a fin de garantizar la seguridad de los ediles en riesgo.
Dieron a conocer que de 2003 a la fecha, han sido victimados 40 alcaldes en funciones, siete electos y 32 ex alcaldes, dando un total de 79, cifras en las que se contemplan los recientes atentados contra el presidente municipal de Pungarabato, Guerrero, Ambrosio Soto Duarte, y del de San Juan Chamula, Chiapas, Domingo López González.
Luego de la lamentable muerte física del edil, se promueve desde los círculos de poder del gobierno federal, su muerte política: con rapidez filtraron a los medios de comunicación un presunto documento oficial donde se le acusa de haber mantenido vínculos con grupos de la delincuencia organizada.
Esta perversidad es todo un contrasentido, ya que contando con una escolta de policías federales, de ser ciertas estas relaciones perniciosas, bien pudo y debió ejercerse acción en su contra.
Nada de ello ocurrió, lo cual convierte la citada filtración, en una actitud sucia y ofensiva, que muestra la rudeza del gobierno federal hacia quienes gobiernan con otra sigla, en tanto que cobija a los de su propio partido. Guerrero es ejemplo de ello.
La entidad está a la deriva; los guerrerenses en la incertidumbre y lo peor de todo es que este estado de cosas no se ve cómo pueda cambiar ya no en el corto plazo, ni siquiera a mediano y largo plazo porque no asoman los procesos de corrección por parte de los órdenes de gobierno.

Pensar que la investigación del crimen que se exige a la federación puede esclarecer el atentado, es una ingenuidad. El manipuleo desesperado de la justicia ha sido una constante por parte del gobierno de Enrique Peña Nieto. Ahí están para muestra el Caso Iguala y los  recientes asesinatos de Nochixtlán. ¿Por qué habría de ser distinto ahora?