Algunos trabajadores expresaron sus dudas y angustia por el cambio que les espera
“Creo que ahí hay una reflexión: no es tan fácil mover voluntades como si fueran muebles”, expresó un empleado de la Secretaría de Cultura
La descentralización de las secretarías de Estado y dependencias federales que planea realizar el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, comenzó a genera incertidumbre y zozobra entre los empleados que integran este sector.
En entrevista para El Financiero, algunos trabajadores expresaron sus dudas y angustia por el cambio que les espera y lo que este implicaría en su entorno familiar, así como el temor por el clima de inseguridad y violencia que existe en los estados a los que se mudarían.
“No me puedo ir a trabajar a Puebla y abandonar a mi familia”, dijo Gisela Fernández, quien desde hace 23 años labora en la Secretaría de Educación Pública.
Gisela tiene dos hijas, una que acaba de ser aceptada en la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otra en el cuarto semestre de Veterinaria en la misma casa de estudios, lo que complicaría su traslado.
“Es una decisión muy difícil, imagínese dejar solas a mis hijas aquí en la ciudad, porque de plano cuando platiqué con ellas de esta posibilidad de mudarnos me dijeron que ellas no van a dejar nunca su escuela. Mi marido, igual, le falta poquito para jubilarse”, explicó.
Otro testimonio es el de Dinorah Aguilar, quien lleva 15 años en la Secretaría de Salud, dependencia que se irá a Guerrero.
“Si bien es cierto que en la ciudad no tenemos la seguridad que todo mundo quisiera, tampoco en Guerrero; los niveles de delincuencia y de matanzas que hay allá son terribles”, manifestó.
“Nos afectaría de manera terrible. Yo tengo una niña de tres años, pero dependo de una guardería del ISSSTE y también ese es un problema”, agregó la mujer.
Algunos otros, como el caso de dos empleado de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), estarían considerando renunciar. “No te pueden decir de un momento a otro ‘cámbiate’”, dijo un ingeniero de esta comisión, identificado como Pablo.
“Es una pésima decisión. Primero porque será de un costo financiero fatal. Segundo porque, en mi caso, que me tocaría irme a Zacatecas, no hay seguridad en la calidad de vida y no hay certeza de que en las escuelas puedan tener la capacidad de recepción. Y tercero, por las rentas y, en general, por el modus vivendi”, aseguró Rebeca Núñez, gerente de Área en Diconsa.
Ernesto Miranda, trabajador de la Secretaría de Cultura, la cual trasladaría a 25 mil empleados a Tlaxcala, expresó: “creo que ahí hay una reflexión: no es tan fácil mover voluntades como si fueran muebles”.
El plan de Andrés Manuel López Obrador es trasladar a otras entidades las dependencias federales para impulsar el crecimiento económico de esas zonas. La primera en mudarse sería la SEP, la cual ahora estaría en Puebla.
El traslado de las demás secretarías federales se haría por plazos y tomaría hasta dos años en concretarse.
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