Autoridades mexicanas tienen bajo protección a migrante que criticó comida de albergues
La mujer fue víctima de acoso y amenazas de muerte, por lo que se implementó un protocolo de protección
Hace unos días se dio a conocer un video en el que una migrante hondureña dijo que la comida que han recibido en los albergues era para puercos.
Luego de estas declaraciones, la mujer comenzó a ser víctima de acoso, llegando incluso a recibir amenazas de muerte por parte de los mexicanos, hasta que el pasado sábado el diario Huffington Post difundió la noticia de la desaparición de la mujer, quien responde al nombre de Miriam Celaya.
Sin embargo, el día de hoy se dio a conocer que la mujer no está desaparecida, sino bajo protección de los organismos competentes, debido a las amenazas en su contra.
Aunque la mujer se disculpó después de sus declaraciones, esto no pareció calmar a algunos mexicanos que no sólo arremetieron contra ella, sino contra todos los integrantes de la caravana que actualmente atraviesa el país.
Según una nota de DW.com, la mujer fue blanco de amenazas de muerte a través de las redes sociales y hostigada en el propio albergue de migrantes.
La grabación donde ofrecía disculpas fue grabada antes de que Miriam abordara un taxi para dirigirse a la garita de Otay, en la frontera de Estados Unidos para entregarse a las autoridades migratorias.
Tras el mensaje no se supo nada de ella, y su hermana dijo al HuffPost que estaba preocupada por su seguridad, pues desde el 20 de noviembre no sabía nada de ella.
No obstante, un corresponsal de DW.com confirmó que Miriam había llegado a Otay y las autoridades migratorias mexicanas la llevaban a un lugar seguro a fin de evitar que fuera blanco de agresiones.
Un alto cargo de la autoridad competente aseguró que Miriam se encontraba segura en un albergue y que pronto podría comunicarse con su familia.
Las autoridades decidieron implementar un estricto protocolo de protección donde la premisa es evitar que se conozca la ubicación de la víctima, debido a la gravedad de las amenazas recibidas.
Esta confidencialidad incluye a la familia, por lo que ni siquiera ellos pueden conocer su paradero, pues se acostumbra a retirar cualquier canal de comunicación, y por supuesto el celular, para que la víctima tampoco pueda sin quererlo desvelar su ubicación.
Este protocolo suele tener varios niveles de alerta y se va suavizando a medida que se calma el nivel de riesgo.
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