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Denuncian desastre ecológico en Nuevo Aeropuerto de la CDMX

Para hacer sólida la superficie del aeropuerto se necesitan toneladas de tezontle

La piedra se extrae de las comunidades aledañas, por lo que mientras avanza la construcción del NAICM incrementa la destrucción de los cerros y los sitios arqueológicos cercanos

El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), una de las obras más emblemáticas de la gestión de Enrique Peña Nieto en el lecho del antiguo Lago de Texcoco, es un desastre ecológico, publicó ayer Proceso.

El aeropuerto se edifica sobre un pantano y para hacer sólida la superficie que tendrá las futuras pistas, son necesarios más de 63 millones de metros cúbicos de tezontle, la piedra roja se extrae de las laderas de los cerros, volcanes y depresiones al oriente del Estado de México, lo cual provoca afectaciones a los pobladores de Texcoco y San Salvador Atenco.

Por lo anterior, el NAICM será el más costoso no sólo en cuanto a recursos monetarios, sino también en vida y consecuencias sociales, aseguraron las comunidades afectadas, según el citado medio.

Distintas firmas como Grupo México, Ingenieros Civiles Asociados, Coconal y Grupo Carso, son quienes extraen el material de los cerros localizados al sur del Valle de Tizayuca, al norte de la zona arqueológica de Teotihuacán, cerca del Cerro Gordo.

Comuneros de los municipios de San Martín de las Pirámides, San Juan Teotihuacán y Temascalapa llamaron a la zona mencionada con nombres indígenas como Teclalo, Tepozayo, Tlaltepec, Tecomazuchitl, mismos que son extraídos por las empresas.

Mientras avanza la construcción del NAICM, también incrementa la destrucción de los cerros y los sitios arqueológicos cercanos, principalmente en los municipios de Temascalapa y Axapusco, donde se encuentran los cerros Teclalo y San Cristóbal, por esta situación el Centro del Instituto Nacional de Arqueología e Historia en el Estado de México (CINAHEM) ha exigido la suspensión inmediata de la extracción de Tezontle.

Teclalo y San Cristóbal se asimilan a volcanes con cráteres y laderas desérticas de tono café y rojizo; actualmente el constante trabajo de las máquinas que extraen el tezontle desfigura a la comunidad. Además, los habitantes ya casi no reconocen los viejos caminos en donde antes andaban y ciertas casas cercanas a la colina ya ni siquiera existen.

Fuente: Proceso