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Terminan la primera casa antisísmica, construida con dinero de oaxaqueños en el extranjero

A los damnificados no les ha llegado ni un peso de la supuesta ayuda

La construcción, además de antisísmica, ayuda a asilar el calor al tratarse de una de las dos zonas más calurosas del estado de Oaxaca

Asunción Ixtaltpec, en la región del Istmo de Tehuantepec, fue uno de los pueblos oaxaqueños que, como Juchitán, resultó más afectado tras el terremoto de magnitud 8.1 que el pasado 7 de septiembre azotó esa entidad y su estado vecino: Chiapas. Ahí se terminó de construir la primera casa antisísmica, propiedad de Teresa Guzmán Antonio construida con dinero de oaxaqueños que radican en el extranjero.

Esta vivienda es la primera del proyecto Recuperando MX917, a cardo del Nodo Zacatecas de la Red Global de Talentos MX, en donde se reúnen esfuerzos no sólo de oaxaqueños, también de otros mexicanos quienes viven en Suiza, España y en ciudades de Estados Unidos como Houston, Minnesota, y Silicon Valley.

La construcción tiene una peculiar forma de cono en donde se juntan sacos rellenos de arcilla con cal. Su grosor es de entre 40 y 50 centímetros. La arcilla, además, ayuda a aislar el calor, pues esa región, junto con la Costa, es la más caliente de toda la entidad.

“Esta casa no la tira ni un terremoto, sólo una bomba. Es barata, si se ahorra el material, y se cumplen los tiempos de construcción de dos meses”, dice el ingeniero.

Para levantar la casa de varias cúpulas de Teresa se gastaron unos 150 mil pesos, pues aunque la construcción es económica, la escasez de mano de obra obligó a los constructores a traer trabajadores de Veracruz, por lo que “no se pudo ahorrar nada”, explicó Filiberto Lara, ingeniero encargado de la obra.

Teresa fue apoyada, en específico, por el experto en informática Luis Daniel Beltrán Girón, encargado del Nodo Zacatecas, y quien financia casi toda la vivienda, pues se interesa en apoyar una reconstrucción sustentable, mediante procesos como la bioconstrucción, permacultura y autoconstrucción.

“Nayahuini/Se ve chistoso”, es lo primero que dice Teresa sobre su casa, a lo que de inmediato agrega “pero es mío”. La mujer se emociona al mostrar los rincones de esa casa “rara” que le fue donada por oaxaqueños exitosos que ayudan al pueblo con lo que poseen: conocimientos y recursos.

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