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Estará 20 años en la cárcel por tratar de matar a sus hijos, su novio violó a uno de ellos

Rita fue prostituida desde los 7 años de edad

Después su esposo quiso envenenarla para que abortara y su novio violó a uno de sus hijos

“Les di una cucharada de paracetamol para que se quedaran dormidos, los abracé, los besé y les dije que su mamá los quería mucho, que siempre íbamos a estar juntos. Abrí la llave del gas y los acosté conmigo, a esperar la muerte”, con estas palabras Rita describió el momento en el cual intentó suicidarse y acabar con la vida de sus hijos, después de haber sido víctima de tortura, violencia sexual y maltrato durante su vida, en el estado de Chihuahua.

Cuando tenía 7 años su padre empezó a prostituirla, luego se casó y su esposo la quiso envenenar para que abortara, después tuvo un novio quien violó a uno de los hijos de la joven, las tres relaciones estuvieron marcadas por la tortura y la violencia física, psicológica y sexual.

Según su testimonio, las constantes agresiones que sufrió la llevaron a querer matarse, y de paso asesinar a sus niños; como no logró su cometido, pasará 20 años en la cárcel.

“Mi papá me odiaba, me decía que no me quería, que no era su hija. Siempre me trató muy mal, la que me quería mucho era mi mamá, pero un día se enfermó mi abuela y se fue a cuidarla al pueblo y me dejó sola con él. Un día mi papá me dijo que me alistara porque me iba a llevar a pasear y me iba a comprar una muñeca. Yo estaba feliz y muy emocionada porque era la primera vez que íbamos juntos. Pero eran mentiras, no hubo paseo ni muñeca, me llevó a vender con un señor. Toda la semana me estuvo llevando con él a que me abusara”, contó la joven sobre sus primeros años de vida.

Tenía 6 años de edad, Rita todavía enfrentaba la pena por la muerte de su hermanito, quien había fallecido un año antes.

“Yo lo amaba muchísimo, todo el día jugaba con él, cuando se murió fue lo peor para mí, me la pasaba llorando todavía meses después”, recordó.

Para escapar a la situación en la que se encontraba, se casó siendo una adolescente; sin embargo, era feliz, pues en un inicio su esposo la trataba muy bien, era cariñoso y la respetaba.

Todo marchaba de maravilla, pero entonces se enteraron de que tendrían un bebé. Su pareja cambió inmediatamente, se volvió alcohólico y violento, además no quería tener al bebé.

Una tarde, el hombre estaba inusualmente amable y pidió a la joven que descansar, incluso le preparó un té; sin embargo, en realidad era un abortivo. La mujer fingió beber la bebida y la tiró, pero ya había dado un primer trago.

En ese momento se sintió mal.

Su marido la llevó al hospital, pero se negó a pedir un taxi y la obligó a ir en camión “para no gastar”; por lo tanto, Rita debió caminar unos dos kilómetros para recibir atención.

No abortó, pero su hija nació con retraso mental y distintas discapacidades. Ambos tuvieron otro hijo y el marido los abandonó a los tres.

Posteriormente, se volvió a sacar y a historia se repitió: tuvo otros dos hijos, recibió más golpes, insultos y pobreza.

Incluso, el segundo esposo de Rita llegó al extremo de  tenerla en cautiverio en su casa, a veces marrada y sin poder salir hasta por siete meses.

Cuando terminaron, al no recibir tratamiento especializado ante tantos abusos, la mujer entró en un cuadro depresivo donde no veía otra salida más que el suicidio, pero no quería dejar a sus hijos con su última pareja.

Por eso decidió matarlos a todos, pero no lo logró, fue detenida por intento de homicidio y recibió una sentencia de 20 años en la cárcel en donde tras un año de no recibir una noticia, su madre fue a verla para decirle que uno de sus hijas había sido agredido sexualmente por su último novio.