Chilpancingo,
Gro., marzo 04 de 2018.- Aunque ingresaron al hospital al borde de la muerte, a
las dos colombianas accidentadas en el automóvil de #LordFerrari no se les dio
siquiera una esperanza de vida.
La
ausencia de familiares, la falta de material básico y una sala especializada
para personas quemadas, que existe, pero está cerrada en el Hospital General de
Chilpancingo, fueron los elementos que aseguraron su muerte.
Dayana
y Zaira fueron víctimas, no sólo de un hombre y sus escoltas que las dejaron
abandonadas a su suerte en la Autopista del Sol; también de las omisiones del
Gobierno de Guerrero que ha ignorado los constantes llamados de médicos y
enfermeras para que el nosocomio sea abastecido de material para curaciones y
equipo en buen estado.
"Se
hizo todo lo posible"... caos en el hospital
La
noche del lunes 26 de febrero, las dos extranjeras ingresaron a la sala de
shock alrededor de las 20:00 horas, en un estado crítico y con pocas esperanzas
de vida, pero conscientes, suplicando ayuda.
Esa
hora es el cambio de turno y los médicos que saldrían de su guardia, por mera
ética profesional se quedaron hasta las diez u once de la noche, sin saber
hasta ese momento la identidad y nacionalidad de las pacientes.
Esa
noche como casi todas, relata un médico a este medio informativo, hubo varias
urgencias que atender y el ingreso de las dos jóvenes accidentadas coincidió
con el de un hombre que había sido herido de bala y estaba perdiendo mucha
sangre, por lo que todo el personal de los dos turnos que había en ese momento,
se apoyó en el trabajo.
"El
urgenciólogo fue realmente un héroe", indica, al señalar que, aunque no se
logró salvar la vida de Dayana y Zaira, se hizo un esfuerzo sobrenatural porque
en ese momento no contaban con hojas de bisturí, guantes, gasas, sondas,
jeringas, agujas y todo el equipo necesario para curación y transfución.
Eran
alrededor de diez médicos enfocados a la atención de las jóvenes colombianas,
encabezados por el cirujano que es la persona indicada para atender este tipo
de casos.
"Trabajamos
con lo que teníamos", relató el médico al momento que se decía sorprendido
por el aguante que tuvieron las dos mujeres que llevaban quemaduras de tercer
grado en el 90 por ciento de su cuerpo.
Y
es que comúnmente en casos así, del dolor las personas suelen sufrir un infarto
y morir en poco tiempo, sin embargo, Dayana y Zaira mostraban sus ganas de
vivir al soportar 72 y 24 horas en ese estado.
De
entrada, para los médicos fue difícil canalizar a las pacientes (colocar los
catéteres) porque no les detectaba las venas, pues la piel estaba literalmente
rostizada. Después, conseguir el material necesario agravó el caos, porque de
un tiempo a la fecha tienen que buscar el material en otras salas y, si lo
encuentran, firmar un documento en el que se indica lo que se está prestando de
un área a otra.
El
doctor que pidió permanecer en el anonimato, lamentó que el personal siga
trabajando en estas condiciones pese a las protestas que han realizado para que
la administración central del sector salud del Gobierno del Guerrero, dote del
material, medicinas y equipo necesario al Hospital General "Raymundo
Abarca Alarcón", de Chilpancingo, que atiende a pacientes de al menos 13
municipios del Centro de Guerrero.
Explicó
que a raíz de las declaraciones que han hecho públicamente para exigir mejoras
en el nosocomio, se ha centralizado aún más la dotación de material y, en el
caso de las enfermeras están siendo hostigadas.
No
obstante, las carencias se han agravado desde hace dos años durante la actual
administración priista que encabeza Héctor Astudillo Flores, pues ahora los
médicos tienen que llevar por cuenta propia su material de trabajo si quieren
brindar un mejor servicio, y protección si no quieren contraer alguna infección
o virus.
La
sala que nunca funcionó
El
hospital de Chilpancingo cuenta con una sala especial para quemados, según el
médico consultado, pero desde que se abrieron las puertas al público no ha
podido funcionar por falta de equipamiento.
Esta
área se ubica en la segunda planta del edificio y consta de varias salas y
camillas, que hoy se ocupan para ginecología.
El
doctor afirma que esta sala está quedando en el olvido porque "ya ni
siquiera se habla de ella", pero el personal sabe que desde el inicio de
funciones en el hospital, se proyectó de esa manera.
Esto
se pudo confirmar por publicaciones en periódicos del año 2010, un año antes de
la inauguración del nosocomio proyectado como "de primer mundo".
En
ese tiempo, el entonces gobernador Zeferino Torreblanca Galindo firmó un
convenio con la fundación "Río Arronte", para equipar el hospital con
una donación de 30 millones de pesos que contemplaba el área para pacientes
quemados.
En
el convenio involucraba la participación de la fundación Michou y Mau, y entre
las novedades destacaba la instalación de un pabellón para atender personas con
quemaduras que sería único en el Estado y el sur del país.
Además
se haría una capacitación por parte de Michou y Mau que se dedica a la atención
de personas quemadas, (principalmente niños) que dirige Virginia Sendel, quien
un año antes, en 2009, recibió del Congreso de Guerrero la presea
"Sentimientos de la Nación".
Los
años pasaron igual que los gobiernos de Ángel Aguirre Rivero, Rogelio Ortega
Martínez y ahora Héctor Astudillo Flores, pero ninguno de ellos o sus
encargados en el sector salud, volvieron a hablar del área para quemados en el
hospital de Chilpancingo.
Tras
el accidente, ni el gobernador Héctor Astudillo ni sus colaboradores han
mencionado que en el hospital estaba proyectada un área especial para pacientes
de este tipo, que nunca funcionó, aunque el espacio sigue proyectado.
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