Rogelio
Velázquez/News.
CIUDAD
DE MÉXICO, 08 Noviembre 2016.- En diciembre de 2006 el ejército mexicano salió
a las calles por órdenes del expresidente Felipe Calderón para emprender una
campaña militar contra los cárteles del narcotráfico. Desde entonces el país
cambió. Palabras como ejecutado, levantado o abatido, se volvieron parte del vocabulario
habitual de los mexicanos y los titulares de prensa se cubrieron de rojo.
Todos
los días los medios de comunicación relataban enfrentamientos entre grupos del
crimen organizado, o entre narcos y fuerzas armadas o, incluso, entre elementos
de las propias fuerzas de seguridad. El ejército tomó el control de varias
ciudades que se consideraban focos rojos de violencia en varias entidades del
país y se colocó en la mira de los grupos criminales a los que enfrentaba, por
ello sufrió considerables bajas en sus filas.
De
acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) entre el 1
de enero de 2007 y el 30 de abril de 2016 el ejército mexicano ha sufrido 3.813
agresiones. Es decir 34 cada mes, o más de una diaria, como se quiera ver. Las
agresiones han dejado 236 soldados muertos y 1.350 heridos; y los métodos para
matar a los militares van desde la ejecución con arma de fuego hasta la
decapitación.
A
casi 10 años de la llamada 'Guerra contra el narco' el ejército parece
enfrentarse a una situación difícil. Apenas el 20 de octubre pasado, el propio
ministro de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos admitió en una
declaración pública —muy poco usual— que sus tropas enfrentaban un claro
desgaste: "hay un desgaste; es obvio, estamos trabajando en todo el país,
a toda hora, en todo momento; en la sierra, en las ciudades", dijo durante
un ceremonia.
Francisco
Gallardo, exgeneral del ejército mexicano y especialista en fuerzas armadas,
comenta a VICE News que las fuerzas armadas tienen una preparación mayor en
asuntos de orden interno como el combate al narcotráfico, ya que poseen mayor
equipamiento, adiestramiento y capacitación que cualquier grupo criminal,
"pero hay una desventaja operativa: el crimen organizado puede atacar en
un punto y momento preciso utilizando el factor sorpresa como un mecanismo de
ataque contra las tropas".
"Esto
—agrega— se puede dar mediante una emboscada. El que realiza una acción
sorpresiva como esta sabe tiempos, conoce los recursos con los que cuentan los
posibles blancos, y ubica el territorio, es ahí en donde pueden dejar más bajas
militares", explica Gallardo
Sin
embargo, la cifras de los militares asesinados contrasta con los civiles que
han muerto y han sido heridos por el ejército en esas mismas agresiones. Las
cifras de la SEDENA indican que 2.959 civiles han sido abatidos en el mismo
periodo [2007 a abril de 206] y 405 heridos en respuesta a los ataques que ha
sufrido la milicia, lo que significa que por cada militar que es muerto hay 12
víctimas civiles.
Respecto
a ese dato el exgeneral comenta que "el ejército mexicano está capacitado
para aniquilar a un enemigo, esto se refleja en una política de actuación de
las fuerzas armadas de no dejar a nadie herido porque luego [a la persona
herida] la ven como un problema, porque que puede atestiguar en contra de la
actuación de esas fuerzas armadas".
El
último caso conocido de militares asesinados se registró el fin de semana
pasado cuando dos soldados fueron raptados en Acapulco, Guerrero. Sus cuerpos
aparecieron el domingo por la noche con visibles huellas de tortura de acuerdo
con varios medios de comunicación locales. Las autoridades estatales afirmaron
que un grupo criminal era el responsable del hecho, sin embargo no precisaron
qué grupo.
Asimismo,
el 30 de septiembre pasado un grupo compuesto por 60 civiles armados atacó a un
convoy militar en Culiacán, Sinaloa, mató a cinco soldados e hirió a 10, las
autoridades informaron que los posibles autores del ataque fueron los hijos del
famoso narcotraficante Joaquín 'El Chapo' Guzmán, preso en Ciudad Juárez,
Chihuahua.
Otro
de los eventos más sangrientos para la milicia se registró el 1 de mayo de
2015, cuando miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación se enfrentaron a
elementos del ejército mexicano en Villa Purificación, Jalisco. Los narcos
derribaron un helicóptero militar, lo que provocó la muerte de ocho soldados.
Finalmente,
la SEDENA reporta la detención de 2.560 personas por haber participado en
ataques contra el ejército entre enero de 2007 y abril de este año.
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