CHILPANCINGO,
Gro., 28 Julio 2016.- En las horas posteriores al asesinato del alcalde de
Pungarabato, Guerrero, Ambrosio Soto Duarte, se hizo circular, profusamente, un
reporte de inteligencia del gobierno estatal, preparado a partir de “fuentes de
inteligencia militar”.
Entre
otros datos relevantes, el reporte indica que en cuanto el triunfo electoral de
Soto Duarte fue ratificado, éste “convocó a varios alcaldes de la Tierra
Caliente de Guerrero para llevarlos con Johnny Hurtado Olascoaga, (a) El Pez o
El Pescado, líder de una de las últimas células de La Familia Michoacana, el
cual también está vinculado con los hechos en Tlatlaya y las ejecuciones en los
municipios de Arcelia y Ajuchitlán del Progreso”.
El
documento señala que Soto Duarte hizo varios compromisos, “como pagar 3
millones de pesos, siempre y cuando le brindaran protección”, y afirma que el
alcalde “también tenía relación con El JP o Don José —el jefe regional de Los
Templarios en la Tierra Caliente, “quien estaría avecindado en un rancho en el
municipio de San Lucas o Huetamo, Michoacán”.
En
su parte final, la ficha hace el perfil político del alcalde asesinado: apunta
que perteneció al grupo del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, quien impulsó
su carrera política; que en 2004 renunció al PRI y se afilió al PRD gracias a
una invitación de la corriente de Los Chuchos, en la que fungieron “como
intermediarias las hermanas Teresa y Beatriz Mojica Morga, la primera ex
diputada federal y la segunda secretaria general del PRD nacional”.
El
alcalde, continúa el reporte, era compadre del presidente municipal de
Acapulco, Jesús Evodio Velázquez Aguirre, y operaba políticamente con uno de
sus primos, el diputado local perredista Isidro Duarte Cabrera, ex alcalde de
Cutzamala de Pinzón, y con la esposa de éste, la actual alcaldesa de Cutzamala,
Karime Benítez.
Fue
precisamente en Cutzamala de Pinzón donde fueron a tirar, el pasado 5 de julio,
el cuerpo de Sebastián Soto Rodríguez, primo y jefe de seguridad de Soto
Duarte, a quien —como relaté ayer en este espacio— torturaron brutalmente y
luego asesinaron de dos tiros.
La
tarjeta filtrada por el gobierno del priísta Héctor Astudillo deja entrever,
pues, que el alcalde perredista de Pungarabato no andaba precisamente en buenos
pasos.
Por
si quedara alguna duda, el propio gobernador subrayó que Soto Duarte hizo el
viaje en que perdió la vida “a sabiendas de que había sido reiteradamente
amenazado”, y que el viaje fue realizado, “en horas inconvenientes, en una zona
de alta peligrosidad”.
Astudillo
relató que el presidente municipal tenía una escolta de agentes de la policía
estatal, pero no los llevó consigo esa noche: se fue “con solo sus efectivos de
la Federal”.
Para
concluir, el gobernador dejó en claro que Soto Duarte había ido a Huetamo.
Luego recalcó que el crimen fue cometido en territorio de Michoacán
(Pungarabato está a menos de 50 kilómetros de Huetamo).
¿La
intención evidente del gobierno de Astudillo era rodear de sospecha la muerte
del alcalde perredista? En todo caso, el homicidio ocurrido el sábado pasado le
vino como anillo al dedo para que un huracán que se gestaba desde el viernes
pasado en el puerto de Acapulco pasara inadvertido.
Ese
día, en la Zona Diamante, la División de Inteligencia de la Policía Federal, y
un grupo de agentes de la SEIDO, lograron aprehender a uno de los 20 objetivos
prioritarios de la Estrategia de Seguridad Guerrero: Carlos Alberto Navarrete,
El Ruso, líder del Cártel de los Beltrán Leyva en Acapulco.
El
Ruso había sido señalado como uno de los principales responsables de la extrema
violencia que sacude el puerto. Las autoridades sostienen que era el encargado
de la guerra contra el Cártel Independiente de Acapulco, y que mantenía
comunicación directa con el capo —actualmente preso— Héctor Beltrán Leyva.
La
detención sucedió en un fraccionamiento residencial. El Ruso tenía a su lado
una subametralladora, cuatro armas cortas, un kilo de droga sintética, diez
kilos de marihuana y nueve equipos de comunicación. Tenía a su lado, también, a
una joven: Ximena Bernal Reséndiz, la líder juvenil del PRI en Guerrero y hermana
de la titular de la Secretaría de la Mujer en ese estado, Gabriela Bernal
Reséndiz. La joven detenida es, por lo demás, hija del ex dirigente del PRI en
Acapulco, Jesús Bernal Román.
Con
24 horas de diferencia, dos hechos revelaban con crudeza demoledora que el
narco rondaba al mismo tiempo el municipio de Pungarabato, y el gabinete del
gobernador.
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