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CIUDAD
DE MÉXICO, 17 Julio 2016.- La impunidad en México no distingue entre locales y
extranjeros, tal es el caso de James Wooden, un ciudadano estadounidense, que
asegura haber sufrido tortura a manos de elementos de la policía de Taxco,
Guerrero, quienes dice, mantienen vínculos con la delincuencia organizada.
En
2013, James y su esposa Carmen se mudaron a este pueblo mágico para emprender
un negocio de joyería, rentaron un pequeño local a un lado de la que denuncian,
es una casa de seguridad del grupo del crimen organizado “Guerreros Unidos”.
La
pareja sufrió amenazas, insultos, robos, vandalismo y extorsión, hasta que el
28 de abril de 2013, tras un altercado con sus vecinos, elementos de la policía
municipal arribaron en un par de camionetas, detuvieron a James sin orden de
aprehensión y a decir de este veterano del ejército de Estados Unidos, lo
torturaron por aproximadamente 4 horas.
Al
día siguiente James interpuso una denuncia en el Ministerio Público local,
misma que no ha sido investigada. Tras acudir con la Comisión de Derechos
Humanos del Estado de Guerrero, el organismo emitió una recomendación dirigida
al Presidente Municipal de Taxco, Salomón Majul, misma que ha determinado
incumplida.
Tres
años después del conflicto, James y Carmen se encuentran desplazados, la
Procuraduría General de la República (PGR) no ha investigado la denuncia de
James por crimen organizado y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas
(CEAV) no reconoce la condición de víctima.
Ante
la impunidad en la que permanece el caso, será presentado ante el Comité Contra
la Tortura de la ONU.
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