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La increíble historia de Sandra Belkis y el INAPAM

Misael Habana de los Santos/Bajo Palabra.

ACAPULCO, Gro., 19 Mayo 2016.- Cosas extrañas acontecen en el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), de Guerrero, cuyas oficinas se encuentran en el olvidado Parque Papayo. Si no viviésemos en estos tiempos de tecnología digital, le compraríamos la versión de los hechos a su directora, la despampanante tecpaneca, Sandra Belkis Ocampo.
Para ella, lo ocurrido allí hace dos semanas, no tiene una motivación lógica y razonable, sino que proviene de los enemigos del gobernador Héctor Astudillo, claro, sus enemigos, los que un acto de irracionalidad, incursionaron en esas oficinas y destruyeron el mobiliario del lugar.
Sandra Belkis (2)Los hechos, no consignados por los medios de comunicación, ocurrieron en las oficinas que la dependencia tiene en la calle de José María El Cano, dentro del parque Papagayo. Sólo fueron denunciados internamente y comunicados a su jefe, el gobernador.
La versión de la blonde clairol, que sólo corre entre funcionarios astudillistas y empleados de la dependencia, nadie le da un comino de credibilidad. El que un grupo de desconocidos, vándalos con un odio irracional, como el de los obreros ingleses a la máquina de vapor, a la tecnología, arremetieran contra los muebles viejos de su “incómoda” oficina y destruyeron equipo de cómputo y arcaicas máquinas de escribir en donde hacían las credenciales de los adultos mayores, es de lo más increíble y absurda.
Lo que para la funcionaria también pudo haber sido cosa del demonio, se ejecutó sin que los vándalos forzaran cerraduras. Algunos empleados han dicho que  más bien, a esos vándalos, alguien le dio todas las facilidades para destrozar las oficinas que no nunca le han gustado a la funcionaria.
Y es que, desde que llegó a ese lugar, reclama un sitio en el Olimpo de las pretensiones burocráticas de la nueva administración: el edificio inteligente iniciado durante el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo y que ya desata una lucha interna entre funcionarios del gobierno estatal por tener su oficina allí.
En el recuento de daños a las oficinas del Inapam, se encontraron varias computadoras destruidas, tal vez azotadas contra el piso, y a las que se les arrojó un líquido corrosivo, máquinas de escribir sometidas al mismo primitivo trato y nada más. Ningún documento sustraído, todo en desorden pero completo. No fueron ladrones, nada se perdió. Fueron personas con un odio feroz enfocado a los muebles, quizá vándalos contratados para realizar tal acción. No hay otra explicación.
Mientras tanto, los servicios en el Inapam están semiparalizados y su directora, una renejuarista que según dice fue colocada en el puesto por don Ramón Sosamontes, solo espera que la cambien al edificio de la Costera donde asegura que la gente mayor tendrá un trato digno y no en esa especie de zahúrda, “pocilga” dice ella, que le dio el gobernador para despachar.

Ojalá que en el Parque Papagayo o donde sea, se cumpla bien con la atención que merecen los adultos mayores, y que el organismo deje de ser fuente de enriquecimiento y trampolín de funcionarios como en las últimas administraciones ha sido.