ACAPULCO,
Gr., 06 Diciembre 2015.- Enfrente de lo que es hoy la Planta Tratadora de Aguas
Residuales Aguas Blancas, que por cierto apesta a miles de traseros expuestos
al mismo tiempo, existió un lugar que fue un ícono del burlesque en Acapulco en
los años sesentas y setentas.
A
él acudían, miles de turistas extranjeros que venían en los trasatlánticos que
arribaban al puerto, ese sitio era la huerta, su dueño Alfonso Valverde, albergaba
dos centros nocturnos que tuvieron fama internacional y que eran parte del
atractivo al visitar el puerto de Acapulco.
Al
fondo estaba la internacional “La Huerta”, un bar-discoteca donde había mujeres
de la vida galante de todas las nacionalidades, estaturas, medidas y colores
con las que podías bailar en la pista, por un pago de 10 pesos y hasta comprar
su amor por una hora que te lo demostraban en una serie de habitaciones de
motel que había dentro de ese mismo lugar.
Llegar
a “La Huerta” no era cosa sencilla, en la entrada había un retén que hurgaba a
los clientes y se decidía que los vigilantes aprobaban si entrabas o no, conforme
la vestimenta y el automóvil que portaban los visitantes, solo así entraban al
antro o simplemente le decían que estaba lleno y ya no había acceso.
En
“La Huerta” encontrabas mujeres voluptuosas de muchas nacionalidades, canadienses,
gringas, mexicanas, centroamericanas, sudamericanas, europeas y si hubiera
mujeres en la luna seguramente ese sitio les hubiera tenido o marcianas.
A
la entrada, a la derecha, se encontraba el famosísimo Afrocasino que presentaba
un show nudista diariamente.
Un
negro cubano, se veía gigante sobre el escenario, era según se presentaba él
mismo ante el respetable, el “hermano mayor” de todas las mujeres que se
dedicaban al entonces fino arte de encuerarse, decía llamarse el gran Johnny
Grey.
Johnny
lo mismo presentaba a Chana o a Juana, luego de casi una docena de jóvenes que
se mostraban como Dios las trajo al mundo (bueno, con más vello púbico que
cuando salieron del cascarón), Johnny orgullosamente llamaba a la hermana más
bella; Mayambé, la mujer misterio.
Su
esperado show consistía inicialmente en una voluptuosa danza y una serie de
jadeos que se escuchaban hasta el más apartado rincón de “El Afrocasino”, la
bella mujer, ataviada con un espectacular atuendo, se iba despojando del ropaje
al avanzar la música haciendo su baile cada vez más atrevido y sin pudor alguno
manteniendo prácticamente hipnotizados a los varones que abarrotaban el lugar y
que, excitados sumamente por el ritual sexual, emitían gritos que se confundían
con los gritos de burla de quienes ya sabían el truco.
Mayambé,
quien con su pícara mirada hurgaba todo el sitio que era mantenido a media luz,
seleccionaba a su víctima pero nunca bajaba de un escenario que estaba a metro
y medio de altura.
Cuando
tenía en la mira a alguien, generalmente un parroquiano que ya estaba entrado
en alcoholes y de preferencia extranjero (gringo de ojo azul a más exigencia),
le coqueteaba directamente con arrumacos y hasta besos, algunos hasta se
atrevían a besarle la entrepierna mientras lascivamente se despojaba de las
últimas piezas de su vestimenta.
Al
ritmo de la música, Mayambé y su víctima se convertían en el centro de la
variedad, cuando concluía la pieza musical que estaba bailando, generalmente de
tambores y sonidos exóticos, aquello se ponía completamente oscuro, las luces
eran apagadas y un gran grito emitido por Mayambé era la clave para que todo se
prendiera.
Era
entonces cuando Mayambé se exhibía como lo que era: un hombre vestido de mujer.
Mayambé
Cuando
salía de dar su show se convertía en José de Jesús Sansores Pech, era
originario del municipio de Umán, uno de los 106 que integran el estado maya de
Yucatán, de cuna humilde José de Jesús se convierte en el primer travesti
yucateco adoptando como nombre artístico en Acapulco, “Mayambé” que significa
sendero maya.
Fue
uno de los mejores bailarines de la Escuela de Bellas Artes de Mérida y alumno
de la maestra de ballet Socorro Cerón, termino su carrera de danza a los 20
años e inicio sus presentaciones como travesti en algunos centros nocturnos de
su natal Yucatán como fueron “El Jaguar”, el Yaanal Lu´um, que vinieron a
suplir a los añejos cabarets como Tulipanes o El Río Negro, ayudando durante su
estadía en aquellos lugares al grupo altruista: San Vicente de Paul, con
medicina, comida y dinero.
Su
espectáculo fue ovacionado por extranjeros y nacionales que llegaron a visitar
el tan famoso night club “Afrocasino”, sus dotes artísticas lo llevaron a
figurar en los afamados escenarios del “Manolo Fábregas” y “El Blanquita”, así
también en películas como “Amor a la vuelta de la esquina”, “Carnaval de
Mazatlán” y “La isla de los hombres solos”.
Según
los datos biográficos, se resalta que la obra de teatro con la cual logra su
consagración fue “Hello Dolly”, al lado de la famosa actriz argentina Libertad
Lamarque, finalmente, su aura erótica alcanzó figurar también en la literatura
nacional pues resultó personaje de la novela Nóstoc, de Jorge Arvizu, editada
por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1992.
A
fines de los sesentas, Mayambé decide emigrar con su espectáculo a otros
lugares con más renombre internacional y es así que llega al puerto de Acapulco
y más específicamente al internacionalmente reconocido centro nocturno
“Afrocasino” dentro del espacio donde se encontraba también “La Huerta”
propiedad de Alfonso Valverde, donde se presentó durante casi 20 años.
José
de Jesús Sansores Pech, conocido como Mayambé, la mujer misterio, fue
contagiado con el virus del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida y regresó
en los ochentas a su tierra natal donde, además, se le diagnosticó cáncer de
huesos. Murió rodeado de amigos íntimos y familiares.
Esta
es tan solo uno de los pasajes extraordinarios de la entonces vida nocturna del
puerto de Acapulco con este afamado personaje como fue Mayambé.
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