TIXTLA,
Gro., 13 Noviembre 2015.- La noche del 20 de octubre, una célula de Los
Ardillos, grupo del crimen organizado que disputa el control de Tixtla, detuvo
a tres estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa en el centro de dicha
ciudad cuando circulaban a bordo de una camioneta F-50, propiedad de la
Comisión Nacional del Agua (Conagua).
El
23 de septiembre, una marcha de la Asamblea Popular de Tixtla (APT),
estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa y padres de los 43 forzó el
repliegue de la policía preventiva municipal, además de la toma durante varias
horas de la presidencia municipal.
Para
muchos habitantes de la cabecera, ese día representó la entrada en Tixtla de
varias células de los Ardillos, grupo del crimen organizado cuya zona de
influencia está focalizada en los municipios de Quechultenango y Mochitlán,
pero que desde hace varios años pelea por extender su control hacia la Montaña
baja y región Centro.
La
versión cobró fuerza para la mañana del 24 de septiembre, día en que se
incrementaron las ejecuciones contra presuntos integrantes de Los Rojos, lo que
se reflejó con el levantón de varias personas cuyos cuerpos fueron tirados en
diferentes tramos carreteros, principalmente en la ruta que va hacia
Chilpancingo.
Los
niveles de violencia que se alcanzaron en la localidad fueron tan altos, que el
Concejo Municipal y los habitantes de la cabecera decretaron un toque de queda
ciudadano, que consistió en que nadie debía estar fuera de sus casas a partir
de las 21:00 horas.
Vidulfo
Rosales Sierra, abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (CDHM)
reconoció que la noche del 20 de octubre, un grupo de alumnos, de los que se
reservó la identidad circulaba en el centro de la ciudad, regresaban de un
recorrido por varias comunidades rurales, a las que acudieron a conseguir
víveres.
La
unidad que manejaban, era una F-50, la cual fue despojada a la Comisión
Nacional del Agua (Conagua) desde que comenzó el movimiento encaminado a
reclamar la presentación con vida de los 43 desaparecidos de la Normal Rural.
“Al
parecer la unidad llamó la atención de los supuestos delincuentes, quienes
detuvieron a los muchachos, los bajaron de la unidad y los obligaron a
identificarse, una vez que los jóvenes comprobaron que eran estudiantes les
permitieron egresar hacia su plantel”.
En
los hechos no intervinieron elementos de la Policía Comunitaria (PC), pues
durante las noches su presencia se acota solo al barrio del Fortín, en donde
centra la mayor parte de su base social en Tixtla.
“Los
compañeros regresaron a la escuela claramente asustados, lo platicaron con los
demás integrantes del plantel y se comenzó a generar una gran cantidad de
rumores, como los que se escuchan en la llamada que difundieron y que se le
acredita al compañero Omar”, anotó.
Precisó
que Omar Vázquez está fuera de la Normal desde hace varios meses, derivado de
su incorporación a la estructura dirigente de la Federación de Estudiantes
Campesinos Socialistas de México (FECSM).
Reconoce
que en la llamada difundida por Milenio la que se escucha es la voz de Omar
Vázquez, pero también señala que el egresado hace algunas aseveraciones que
están fuera de contexto, porque no conoce algunas situaciones que se han vivido
en las últimas semanas.
Explicó
que el centro de Tixtla está lejos de la entrada a la Normal Rural de
Ayotzinapa, por eso, descartó la versión
de que los delincuentes llegaron hasta los arcos y después trataran de ingresar
por el área de corrales.
Lamentó
que ahora la PGR decida investigar a las víctimas de los hechos del 26 de
septiembre, ya que eso constituye una acción que criminaliza a la parte
agraviada por un hecho que generó conmoción, tanto en el país como ante la
comunidad internacional.
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