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Un pueblo de Ayutla casi fantasma, donde viven mujeres adultas y niños, la mayoría emigra buscando un mejor futuro

Alberto Rodríguez Guzmán.

Ayutla de los Libres, Gro., mayo 14 de 2018.- Habitantes que alguna vez pensaron que jamás abandonarían sus pueblos y que el trabajo en el campo sería redituable, hoy han tenido que emigrar a otros estados del país o a los estados unidos para poder sacar a sus familias adelante. 
En la comunidad de Alcalmani, que se encuentra en la parte alta de esta cabecera municipal, familias completas han dejado casas cerradas y otras abandonadas tras saber que su producción de cosecha tras patio no dejan ganancias y esto ha provocado que salgan en busca de una mejor vida para los indígenas que apenas pueden hablar español ya que su lengua es Nasavi o Tunsavi. 
Los pocos habitantes que aún quedan en la localidad como la señora Genoveva Martín, comenta que la gente que sigue en la comunidad es porque no tiene quien los ayude para pasar a los estados unidos y los que logran cruzar la frontera, sus casas se encuentran abandonadas. 
Otras familias se emplean para ir a las cosechas que se programan en estados del norte del país, quienes por meses se ausentan de su pueblo dejando encargada la casa con algún vecino para que no sea invadida, “a nuestro pueblo no le llega ayuda como a otros, debemos de acercarnos o viajar hasta la cabecera municipal, pero sin dinero no siempre podemos ir a recibir apoyos del gobierno”, señalo. 
Existe una pequeña escuela que sirve como primaria en la mañana, misma que está adaptada en un pequeño kiosco, los pocos alumnos que toman clase cuando los maestros pueden subir lo hacen a la intemperie, el servicio de salud es nulo, pues solo suben cada seis meses y en esta ocasión tendrán que esperar si se llegan a enfermar, pues para evitar confusiones con las elecciones que se vienen, les han avisado que subirán las campañas medicas hasta el mes de octubre. 
Es un pueblo casi fantasma donde la mayoría son mujeres y niños los que lo habitan y en esta temporada de lluvias tratan de refugiarse donde se sienten más seguras, ya sea en casa de una vecina o bien se concentran en lo que es la explanada del pequeño zócalo del pueblo.