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Madre de Anayetzin presionó a padres del asesino para encontrar el cuerpo de su hija

La chica tenía más de 50 horas muerta cuando la encontraron

“Entonces él (padre del novio de Anayetzin) se voltea y me dice, aquí está el closet. Lo abre y luego dice: y ahí está su hija. ¡Él bajó corriendo!”, dijo la madre de la joven asesinada

“Algo me decía que mi hija me gritaba: ¡mami, sácame de aquí, no quiero estar aquí!”, comentó entre lágrimas Consuelo González, madre de AnayetzinDamaris, quien fue encontrada muerta hace un mes, dentro del clóset del departamento de su novio, con 16 puñaladas.

Su sufrimiento comenzó el 6 de octubre, cuando intentó comunicarse con su hija de 26 años, quien nunca contestó su teléfono celular.

Luego de la llamada, recibió un mensaje: “Estoy en el trabajo todavía”, aunque la mujer dijo que eso le pareció raro, ya que su hija nunca se quedaba tan tarde en la oficina.

“Me llega un mensaje diciéndome que estaba en la oficina, pero yo sentía ya raro porque nunca se había quedado tan tarde y aparte mi hija no es de mensajes, es de llamadas. Me quedé con esa duda”, narró la mujer. Después, recibió otro mensaje diciendo que se quedaría esa noche en casa de su novio, Omar Arreola Quintela, de 23 años.

Al día siguiente intentó comunicarse con su hija, pero no le contestó. Para las 12 recibió un mensaje donde supuestamente le dijo que estaba desayunando y a las 3 de la tarde le comentó que estaba en Polanco.

“Yo lo que quiero es oírla, le digo que me marque. Después me manda otro mensaje y me dice que se iba a quedar para un concierto en el zócalo, y que el domingo era el concierto. Se me hizo raro, yo márquele y márquele”, comentó la madre.

A las 3 de la mañana recibe otro mensaje diciendo que apenas se había terminado el concierto y que llegaría hasta el otro día, y a las 9 de la mañana del domingo le escribió: “Ya voy en camino”.

“Le marco y ya no me entran las llamadas. Después son las 11:00 y no llega todavía. A las 12:00 le marco a este sujeto por WhatsApp. Me contesta y me dice que él la dejó en Indios Verdes, que se subió al camión, que no me preocupe, que al rato llegaba. Fue la última llamada que el desgraciado tuvo conmigo”, recordó.

Como Anayetzin siempre fue una joven cercana a su familia, en un par de ocasiones llevó a Omar a su casa, aunque a su madre le dio mala espina. Ella le comentó que no se iba a meter en su relación, pero que le diera el nombre completo, dirección y teléfono de Omar.

Fue así que Consuelo supo exactamente en dónde ir a buscarla, por lo que acudió a la dirección que le dio su hija, en la colonia Lindavista, en donde la madre de Omar le abrió la puerta.

Ya que tenía el presentimiento de que en ese lugar estaba su hija, atrapada y sin poder salir, insistió en que la dejaran pasar al departamento. La madre del novio de su hija le comentó que él no estaba ahí, que habían desayunado juntos y que en ese momento recibió una llamada de Anayetzin, pero no le creyó, por lo que como pudo se acercó a la habitación y encontró un rebozo que su hija llevaba el viernes que salió de la casa.

“Vi el cuarto, vi una capita, un rebocito de mi hija. Le pedí su número para estar en contacto, pero no me lo dio, sólo tomó el mío y casi casi me sacó de la casa”, recordó.

Ese mismo día, pero más tarde, contactaron al padre de Omar, quien molesto accedió a abrirles la puerta del departamento.

“Fue el señor y al principio no nos quería dejar pasar y le dije: si no me da permiso de revisar la casa, me voy a meter, porque mi muchacha no aparece y su hijo no da la cara”.

Primero les mostró la planta baja y después subieron a otra habitación, una diferente a la que había revisado horas antes. Ahí Consuelo hizo una revisión minuciosa, aunque toda la casa estaba muy limpia, demasiado, dijo, ya que olía mucho a jabón.

Cuando estaba revisando atrás de un sillón, el padre del joven le dijo: “ahí está su hija”, apuntando al clóset, para luego salir del lugar.

“En la planta alta, en el primer cuarto que abrió estaba una recámara y me dice: aquí esta una cama, un sillón… Yo me asomé al sillón porque estaba separado de la cama, pensé que ella podía estar ahí tirada. Entonces él se voltea y me dice, aquí está el closet. Lo abre y luego dice: y ahí está su hija. ¡Él bajó corriendo!”, narró.

Consuelo encontró a su hija, muerta, con golpes en el rostro y 16 puñaladas en el cuerpo. Estaba tapada con una sábana y tenía más de 50 horas de haber muerto.

“Me puse a gritar que me la habían matado… Mi hermana me dijo que no la agarrara, pero quería ver que le hicieron a mi niña… la vi y estaba toda golpeada”, recordó la mujer entre lágrimas en entrevista con Publimetro.

Luego de los gritos de dolor de Consuelo, los familiares que estaban afuera del departamento detuvieron a una patrulla, con la que lograron detener al padre de Omar.

“Para esto había llegado la policía, porque unos familiares le hablaron a una patrulla que pasó por mis gritos y le dije a mi hermana: que me agarren a ese desgraciado, no se me vaya a ir. Así fue como agarraron al señor. Pero, ¿él qué tan seguro estaba de que mi hija estaba ahí, si ella estaba tapada?”, se preguntó.

Actualmente ella y su familia acusaron que las autoridades de la Ciudad de México no han avanzado en el caso de su hija, sumado a que el homicida sigue libre, por lo que lanzaron una campaña en redes sociales para dar con él.