Ticker

6/recent/ticker-posts

La CDMX prohíbe espectáculos con delfines

Por unanimidad, espectáculos con delfines y “Delfinoterapias” son prohibidas por ALDF

Activistas exponen que la ambigüedad en las leyes mexicanas es lo que ha permitido a la industria lucrar con los mamíferos marinos

La prohibición de espectáculos con delfines, incluidas las llamadas “delfinoterapias,  fue aprobada por unanimidad el día de hoy por la Asamblea Legislativa capitalina (ALDF).

Las comisiones de Medio Ambiente y Administración Pública local fueron la encargadas de hacer esta propuesta que reforma la Ley de Protección a Animales y la Ley de Establecimientos Mercantiles para eliminar los llamados “delfinarios”.

De acuerdo con una publicación de Sin Embargo, durante la asamblea el Diputado Xavier López Adame expuso que “el delfinario de Six Flags está entre los 10 primeros en peores condiciones en cuanto al espacio en que viven”.

Actualmente, la Ciudad de México cuenta con un delfinario de la empresa Dolphin Discovery, ubicado dentro del parque de diversiones Six Flags México, donde 8 delfines viven en cautiverio.

A partir de este 1 de agosto, los centros que poseen estos mamíferos marinos tienen seis meses para retirarlos de sus espectáculos, se indicó en la ALDF. Organizaciones de la sociedad civil y activistas celebraron el dictamen que protege a esta especie, y buscan promoverlo por todo el país.

Recientemente, la organización Derecho Sin Fronteras, con el respaldo de Sea Shepherd, OPS Oceanic Preservation Society, Marea Azul, Nuevo Ciclo, PETA y The Kimmela Center For Animal Advocacy, presentó una iniciativa al Código Penal de la Ciudad de México, a fin de tipificar como delito el uso de fauna marina con fines lucrativos.

Víctor Hirales, presidente y fundador de Derecho Sin Fronteras, explicó a SinEmbargo que la iniciativa propuso la adición del Artículo 350 al Código Penal para establecer de 1 a 9 años de prisión y el equivalente de 300 a 3 mil días multa a quien dañe, comercie, prive de la vida o del hábitat silvestre a algún ejemplar de tortuga o mamífero marino, lucre de cualquier forma con el cautiverio de estas especies, dome, explote use como instrumento para terapia o realice cualquier conducta en contra de la naturaleza silvestre de estas especies”.

De acuerdo con Hilares, la conservación de mamíferos marinos está “vulnerada” por la industria de delfinarios en el país y por la falta de normatividad, lo cual pone en peligro su lugar en los ecosistemas.

El sistema jurídico vigente “obstaculiza e impide” la efectiva protección de las especies marinas, en especial, la de los mamíferos marinos. La ambigüedad en la legislación son aprovechadas por la industria para lucrar de manera legal con estas especies supuestamente protegidas por el Estado mexicano.

“Los delfinarios en México son un negocio, una industria que opera teniendo al cautiverio de delfines con fines comerciales como eje rector y basal, situando como oferta de mercado actividades de nado y contacto físico con estas especies. Son negocios cobijados bajo la inexistencia de normas jurídicas que los regulen y son actualmente favorecidos por la negligencia y complicidad de las autoridades ambientales mexicanas”, denunció.

Las Normas Oficiales Mexicanas que estipulan los lineamientos operativos de dicha industria, aseguró, fueron conducidos por los propios intereses de los empresarios de delfinarios, y señaló como principal responsable a Convimar, pues participó en los trabajos de desarrollo de las normas e impuso las reglas sobre el tamaño de los estanques de confinamiento y las condiciones de trato y traslado de las especies.

El activista recordó que desde 2002, el Artículo 60 Bis de la Ley de Conservación de Vida Silvestre prohíbe la captura y aprovechamiento extractivo de mamíferos marinos con fines comerciales o de subsistencia y desde 2005, el Artículo 55 Bis de la misma Ley prohíbe la importación y reexportación de mamíferos marinos que no sea estrictamente con fines científicos.

“Tenemos que cambiar los paradigmas en materia de conservación. La conservación es protección y defensa de las poblaciones silvestres y de sus hábitats. La conservación no es un negocio, la conservación es una responsabilidad tanto del Estado, como de los ciudadanos. Tenemos que empezar a educar a la población en cuestiones de diversidad biológica”, urgió.