En nuestro país al menos 2.5 millones de personas trabajan el labores del hogar
Un tercio de las trabajadoras del hogar comenzaron a laborar siendo niñas, según la Encuesta Intercensal 2015, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)
En México al menos 2.5 millones de personas trabajan realizando labores en el hogar de manera remunerada, lo cual representa casi el 5 por ciento de la población ocupada, donde el 95 por ciento de estos trabajadores son mujeres, de acuerdo con datos oficiales de diversas dependencias y organismos.
Dichas cifras arrojaron que el 86 por ciento de estas empleadas trabaja en tareas de limpieza en casas particulares, mientras que el 8.2 por ciento son cuidadoras de personas, y 5 por ciento más lavan o planchan en casas ajenas.
Además, un tercio de estas trabajadoras comenzaron a laborar siendo niñas, según la Encuesta Intercensal 2015, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
A pesar de que este tipo de empleos es una fuente fundamental para las trabajadoras, comúnmente ellas enfrentan condiciones sumamente desiguales en términos de salario, jornada y prestaciones sociales.
Las cifras indican que el 70 por ciento de las mujeres que trabajan en el hogar apenas reciben ingresos equivalentes a dos salarios mínimos o menos, mientras que casi una de cada cuatro no tienen estudios de primaria, donde migrantes, indígenas y afrodescendientes integran la mayoría.
Estos datos vienen al caso ya que hoy 30 de marzo se celebra el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, por lo que agencias de Naciones Unidas exhortaron a las autoridades mexicanas a mejorar las condiciones laborales de estas empleadas, mientras la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) lamentó que México no haya ratificado el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ante la situación tan precaria que vive este sector. A la fecha, 23 países, 13 de ellos de América Latina, han ratificado el documento.
Por ello, la CNDH se mostró preocupada porque dicha labor es mal pagada, sin acceso a prestaciones laborales y que conlleva la exposición de distintos riesgos, desde accidentes, violencia verbal, física y en ocasiones sexual, hasta la incertidumbre por la permanencia en el empleo.
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