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Difamación y cobardía del fiscal general del estado de guerrero

Alfredo Pérez Zárate. 

ACAPULCO, Gro., 07 Julio 2016.- En una actitud de absoluta cobardía y falta de respeto a las familias, el Fiscal General del Estado, Xavier Olea Peláez, anunció a los cuatro vientos que los agentes viales asesinados en últimas fechas en los linderos del Mercado Central se dedicaban al halconeo.
Según sus palabras, vertidas en una conferencia de prensa que contó con la presencia del vocero autorizado en materia de seguridad, Roberto Álvarez Heredia, eran policías que trabajaban para el crimen organizado.
En ningún momento el vocero oficial del gobernador Héctor Astudillo objetó o intentó corregir el exabrupto cometido por el sujeto que despacha como fiscal.
Como es del dominio público, en menos de una semana tres agentes viales fueron asesinados en los momentos en que dirigían el tráfico vehicular en las transitadas calles aledañas al Mercado Central de este puerto.
El primer caso se produjo  el 27 de junio cuando uno de los policías viales fue atacado desde un auto en movimiento, al filo del mediodía, sobre la avenida 16 de Septiembre casi frente a la caseta de policías ubicada junto a la estación de Bomberos, en la confluencia con la avenida Constituyentes, en los momentos en que muchísimas personas y estudiantes de primaria caminaban por la citada arteria. El uniformado no tuvo la menor oportunidad de defenderse.
El caso más reciente se produjo cuatro días después, el 1 de julio a las 13:00 horas, cuando dos agentes viales fueron atacados por sicarios que les dispararon sin motivo alguno causándoles la muerte. El atentado ocurrió casi a la misma hora que el anterior, la una de la tarde, en la confluencia de las avenidas Constituyentes, Diego Hurtado de Mendoza y la Vía Rápida, en los momentos en que los policías viales agilizaban el intenso tráfico de mediodía.
En este caso, los disparos hirieron a dos personas que transitaban casualmente por el lugar, lo que causó pánico en esa esquina que colinda con el Mercado Central, por la que a diario circulan miles de personas.
Como citamos líneas arriba, en una conferencia de prensa oficial el funcionario imputó una conducta delincuencial a los agentes viales que, en cumplimiento de su deber, dirigían el tráfico vehicular cuando fueron atacados por criminales que les dispararon por encima de la gente.
Cuando fue cuestionado por la prensa local, el funcionario dijo que hay “indicios” de que los policías atacados se dedicaban al “halconeo” (espionaje para grupos criminales), razón por la que habrían sido agredidos por una banda delincuencial contraria.
¿Indicios? ¿Sólo por indicios el fiscal decide que los tres agentes viales asesinados eran halcones del crimen organizado?
El funcionario responsable de la procuración de justicia criminalizó  a tres policías rasos al tratarlos como delincuentes cuando ni siquiera había investigación formal de por medio ni, mucho menos, la sentencia de un juez.
Lo peor del caso es que estigmatizó a personas que tampoco se pueden defender, porque ya están muertas. Qué actuación tan deleznable y abyecta la que protagoniza Olea Peláez.
Esto es, además de que esos servidores públicos están muertos, el sujeto que despacha como fiscal los difama, los desacredita y, de este modo, los sentencia a ser vistos como delincuentes, lo que se traduce como un estigma para las familias de los difuntos a quienes causa un profundo daño moral dado que estas imputaciones fueron vertidas ante los medios de comunicación.
El halconeo o vigilancia que se ejerce a favor del crimen organizado efectivamente está tipificado como delito en el Código Penal del Estado de Guerrero, pero en este caso Olea Peláez está muy lejos de probar que los asesinados trabajaban para la delincuencia, lo que viola flagrantemente el principio de presunción de inocencia asentado en el Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP).
En todo caso, le Fiscalía General del Estado está obligada a pasar de la etapa presuncional a la etapa probatoria, lo que a estas alturas resulta poco menos que imposible porque los aludidos ¡están muertos!
Tanto el gobernador Héctor Astudillo como los diputados del Congreso local debieran repensar si Olea Peláez continúa en el cargo atropellando derechos y poniendo en ridículo a la administración pública estatal.
En el caso en comento, las familias de los fallecidos están en condiciones de interponer una denuncia de corte penal en contra del infame funcionario para hacerlo pagar por estas imputaciones cobardes contra quien ya no se puede defender.
Recordemos que hace algunos meses este sujeto provocó la furia de los mandos de las Fuerzas Federales al decir que en lugar de patrullar la Costera se subieran a las colonias, donde de verdad estaba la delincuencia. La respuesta de los federales, especialmente del mando de la Novena Región Militar, fue vetarlo de actividades y conferencias públicas.
Como colofón de la ineptitud del fiscal ante la ola de violencia en el puerto, hoy a través de sus voceros, comunica de manera oficial insinuando, que el atentado a la familia en la colonia ciudad  renacimiento , en donde perdiera la vida un menor de 6 años, se implica conductas delictivas provocadas y consentidas al interior de la propia familia y que el ataque fue directo y en contra del menor tratando de justificar de manera cobarde el asesinato, afirmando que es , el más claro ejemplo de la descomposición social, ignorando olímpicamente que esta familia es o fue víctima de la delincuencia. Ahora resulta que estos voceros oficialistas pretenden mostrar a una fiscalía científica y hacer alarde y mostrar como experto investigador con conocimientos en criminología, sociología , psicología  al fiscal general del estado, quien en realidad no ve más allá de sus narices
Esperemos que el gobernador y el congreso estatal reconsidere la permanencia de Olea en un cargo tan delicado y de alta responsabilidad, como lo es la procuración de justicia.