ACAPULCO,
Gro., 07 Junio 2016.- Qué fácil descalificar el proceso electoral del pasado
domingo con el argumento fue “un triunfo de la derecha” y no reconocer el gran
descalabro priista, afortunadamente más parece una justificación de la propia
derrota. Veamos.
Igual
podría decirse bienvenida la candidatura de la izquierda unida para el 2018 que
enfrentará al PAN de Anaya y al candidato a la presidencia de la República de
Enrique Peña Nieto, el ahora secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, verdadero ganador del proceso electoral del pasado domingo.
La
izquierda debe entender este mensaje enviado por el electorado que es: sólo
aglutinados se podrá llegar al triunfo.
PRD
y Morena hubiesen levantado varios triunfos de haber entendido el mensaje, en
Zacatecas, Oaxaca y Tlaxcala hoy tendrían festejos.
Las
dos fuerzas más representativas de la izquierda, según los resultados
electorales de este proceso cívico intermedio, podrían ir unificadas por la
presidencia de la República en 2018, sin el PAN de Felipe Calderón. No será
fácil pero puede ser y el hubiera dicen que no existe.
Este
resultado electoral tiene diversas lecturas de acuerdo al punto de la geometría
política en que se ubique el analista. Desde el PRI, los resultados, aunque
catastróficos, son buenos para quienes desde el poder presidencial disputan la
dirección de ese partido a Manlio Fabio Beltrones, el perdedor del proceso,
pero no único responsable, y quién solo cosechó las uvas de la ira plantadas en
el campo de las reformas estructurales que han empobrecido al país.
En
Guerrero, los efectos de este temblor que deja endeble al partido en el
gobierno tendrá sus efectos inmediatos. Los perdedores tricolores guerrerenses,
que acompañaron a los candidatos en campaña en las diferentes entidades donde
se realizó la contienda, ven menguada sus posibilidades en la búsqueda de
puestos de representación popular frente a los seguidores del grupo que
encabeza el secretario de Gobernación, que son aquí los cercanos al gobernador
Héctor Astudillo, los renejuaristas y figueroistas que ya liman asperezas con
el mandatario estatal después del distanciamiento que hubo como consecuencia de
las rabietas del junior Figueroa Smutny.
Los
seguidores de Manlio en Guerrero, liderados por Manuel Añorve Baños, a quienes
los mismos priistas responsabilizan de acciones desestabilizadoras en contra
del gobernador Astudillo y del mismo alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez,
también tendrán que dejar estratégicas posiciones que tenían en el actual
gobierno.
Con
estos números, Astudillo Flores se quita presión y podrá acelerar los cambios
que urgen a su gobierno y no tendrá que esperar hasta octubre para darle el
perfil astudillista a esta administración y tomar el mando del tricolor estatal
colocando a gente de su equipo que sean determinantes para los tiempos
políticos venideros de aquí a 2018.
También
ganan los ciudadanos acapulqueños y guerrerenses que verán con menos temor la
aplicación de las acciones de seguridad contra la delincuencia de la Federación
anunciadas por el secretario de Gobernación al reducirse las posibilidades de
los enemigos de su candidatura a la presidencia de la República en el estado
que desde primer momento daban zancadilla y apostaban a su fracaso para así
posicionar al suyo. Plan mezquino pero cierto.
Con
los resultados electorales del pasado domingo no sólo gana la derecha, ganamos
todos, mucho los acapulqueños.
Social Plugin