IGUALA
DE LA INDEPENDENCIA, Gro., 17 Noviembre 2015.- El 8 de octubre de 2014, 11 días
después del ataque de la Policía de Iguala y sicarios del cártel Guerreros
Unidos a normalistas de Ayotzinapa, con saldo de 43 estudiantes desaparecidos,
el Centro de Denuncias de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de
la Delincuencia Organizada (Seido) recibió una alerta anónima de que los
jóvenes se encontraban vivos en un rancho a las afueras de Iguala.
La
declaración del agente federal -quien recabó la denuncia anónima- se encuentra
en el Tomo 26 de la versión pública del Expediente Ayotzinapa e indica que los
normalistas, al menos 13 de ellos, permanecían en cautiverio en un lugar conocido
como Rancho Montoya, ubicado en la colonia Tijerillas de Iguala.
A
la denuncia se le asignó el folio CEDAC-078897 y fue realizada por una mujer
quien relató al agente federal: “para repórtale que de los muchachos
desaparecidos se los llevaron a colonia Tijerillas en el Rancho Montoya y están
involucradas varias personas que viven en la colonia Genaro Vázquez que venden
cocaína, uno que vive mero en la parada de combis”.
La
versión pública del expediente, publicado en internet por la Procuraduría General
de la República (PGR), tiene tachados los nombres de las personas que la mujer
señaló como captores de los estudiantes y sólo se lee que eran narcomenudistas
y vendedores ambulantes.
Luego
de escuchar la denuncia, el agente federal realizó diversas preguntas, en las
cuales, la mujer describió la venta de cocaína en Iguala a través de puestos
ambulantes y transporte público y reveló que los acusados de llevarse a los
estudiantes la noche del 26 de septiembre de 2014 eran conocidos
narcotraficantes de la zona.
El
agente federal le cuestionó si sabía el motivo por el que los normalistas
fueron privados de su libertad, en su respuesta, la mujer indicó: “no lo sé,
pero fueron ellos los que estuvieron involucrados en eso, todo mundo los vio”.
La
denunciante anónima involucró también al ex presidente de Iguala, José Luis
Abarca, y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, en la desaparición de
los estudiantes de Ayotzinapa. “estaban aliados, él les dijo llévenselos, llévenselos”,
expresó en una escueta respuesta.
Ante
la insistencia del agente federal para indagar sobre la participación de Abarca
y su esposa en la delincuencia organizada, la denunciante le confesó que la
mayoría de habitantes de Iguala conocían que el ex alcalde era parte del cártel
Guerreros Unidos. “Están relacionados con la venta de droga y con la maña (…)
tenemos hartito conociendo a esas personas pero no denunciamos por miedo”.
La
mujer manifestó que fue testigo del ataque a los estudiantes y por eso conocía
que los habían llevado con vida al Rancho Montoya. “Los policías los
detuvieron y también se los llevaron,
les empezaron a disparar a los jóvenes, no llevaban armas, no pudimos hacer
nada para detenerlos, teníamos miedo, tenemos hijos y nos amenazaron que si decíamos
algo, nos matan”.
El
agente federal le pidió que le diera los detalles de dónde estaban los
estudiantes y si todavía estaban con vida, la mujer repitió que en el Rancho
Montoya, ubicado en la colonia Tijerillas, y antes de que pudiera continuar,
asentó: “una persona acaba de llegar a mi lado y no se va, le está haciendo
señas a otro, es mejor cortar, tengo miedo”.
Se
menciona el paraje Tijeritas este es el luga la semana pasada integrantes de
los otros desaparecidos localizaron fosas clandestinas y que justo ayer la
personal de la Procuraduría General de la República (PGR), en compañía con efectivos
de la Sedena fueron a este lugar a realizar exhumación de cadáveres.
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