CIUDAD
DE MÉXICO, DF., 11 Agosto 2015.- Miguel Ángel Jiménez, el activista que había
jugado un papel central en la búsqueda de los 43 estudiantes desaparecidos en
Iguala y murió asesinado, había recibido múltiples amenazas, según confirmó la
Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG).
Fue
asesinado de un disparo en el interior de su coche la noche del sábado en la
localidad de Xaltianguis, muy cerca de Acapulco, en la costa pacífica del
estado de Guerrero y donde había colaborado en la fundación de una de las
organizaciones de policía comunitaria del estado.
Fue
una de las primeras personas que se organizó en la ciudad de Iguala, en el
estado de Guerrero, cuando desaparecieron 43 estudiantes de magisterio en
septiembre de 2014.
“Desde
que en octubre pasado Jiménez Blanco arribó a Iguala para unirse a la búsqueda
de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, recibió las primeras amenazas en
su número de celular para que desistiera del esfuerzo”, dijo Bruno Plácido,
líder de la organización de autodefensas, la Unión de Pueblos y Organizaciones
del Estado de Guerrero (UPOEG) en la que militaba Jiménez.
Semanas
después de la desaparición de los estudiantes, que excepto uno, no han sido
localizados, comenzó a descubrirse que la policía local por orden del alcalde
fue quien llevó a cabo la desaparición forzada de los jóvenes antes de
entregárselos a un grupo de sicarios que supuestamente los asesinó e incineró
los restos.
Con
la ayuda de más voluntarios en octubre y noviembre de 2014, Jiménez salió a las
montañas que rodean la ciudad de Iguala y comenzó a localizar fosas comunes en
la zona que no eran las de los estudiantes que buscaban sino los restos de la
guerra entre dos organizaciones de narcotraficantes que operan en la zona, “Los
rojos y los “Guerreros Unidos”.
En
julio, la Procuraduría General de la República confirmó que se han localizado
60 fosas comunes con 129 cuerpos en los alrededores de Iguala desde octubre de
204. La mayor parte de los restos no han sido identificados. En la zona hay
cientos de desaparecidos.
Xitlali
Miranda, que continúa buscando desaparecidos alrededor de Iguala desde la
agrupación de la parroquia de la localidad y colaboró con Jiménez desde el
primer día, dijo a The Associated press que “él siempre buscaba a quien
ayudar”, que “era una persona con un espíritu humanitario y de búsqueda de
justicia”.
Miranda
agregó que “él fue de las primeras personas en decir que ¿si no son de los
estudiantes, quiénes son? (todos esos cuerpos)”.
“Las
amenazas más recientes se originaron a raíz de su última visita a Iguala, hace
un mes, cuando comenzó a buscar los cuerpos de los jóvenes desaparecidos en
pozos de agua en el municipio de Cocula”, agregó Plácido sobre un municipio
colindante con Iguala y cuyos agentes de policía también trabajaban a sueldo
del crimen organizado, según las indagaciones.
“Desde
esa fecha, no sólo lo amenazaron vía su celular, sino que desconocidos
comenzaron a seguirlo a todos lados, razón por la que desistió de la búsqueda y
se recluyó para evadir una eventual agresión”, dijo Plácido.
Debido
a la inminencia de la amenaza, cumplida en la persona de Jiménez, Plácido
explicó que la dirigencia y la militancia de la UPOEG decidieron mantenerse con
un bajo perfil por lo menos hasta que las autoridades actúen.
En
el estado de Guerrero se registran enemistades cruzadas entre organización de
autodefensas, la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero y una
escisión de la misma, denominada Frente Unido por la Seguridad y Desarrollo
Social de Guerrero (FUSDEG) que se han enfrentado con las armas en el pasado
con resultado de muerte. Además las autodefensas también tienen problemas con
las organizaciones que se dedican al narcotráfico y la extorsión.
Durante
el fin de semana, entre el viernes y el sábado, se registraron 16 homicidios en
el mismo municipio en el que Jiménez fue asesinado.
Agencias
AP
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