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Fracaso el esquema del Mando Único, que intento implementar el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero

CHILPANCINGO, Gro., 24 Junio 2015.- El esquema de seguridad conocido como “Mando Único” que se aplicaría en los 81 municipios de Guerrero durante el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, resultó un fracaso.
La operación se formalizó en 6 municipios de los cuales sólo uno, Chilpancingo, lo aplicó; esto debido al déficit de policías municipales que tenía tras la desarticulación de la corporación cuyos elementos, en su mayoría, no aprobaron los exámenes de evaluación del Gobierno Federal.
Hoy, el gobierno de Rogelio Ortega Martínez simplemente desechó la posibilidad de la continuación de ese programa, apostándole a la reintegración de las policías municipales y, en algunos municipios, a la seguridad que brinda Gendarmería Nacional, como en Iguala.

 Antecedentes

En marzo del 2014, el entonces gobernador perredista emanado del PRI, Ángel Aguirre firmó un convenio de colaboración con los 81 municipios del Estado, acto al que asistieron varios alcaldes y, en algunos casos representantes de los Ayuntamientos.
El proyecto había sido anunciado un año dos años antes por el Gobierno Federal, para lo que se inició una “limpia” en las policías municipales que, en su mayoría, estaban infiltradas por la delincuencia organizada. Más adelante se sabría que, incluso, corporaciones enteras estaban “dominadas” por el narco y, hacían el juego socio como en el caso de Iguala.
Con el paso de los meses y al no verse la consolidación en Guerrero del Mando Único Policial encabezado por la federación; el Gobierno Estatal pretendió implementarlo gradualmente en cada una las municipalidades de esta entidad.
El 21 de marzo del año pasado, los 81 ayuntamientos de Guerrero y el Gobierno del Estado firmaron el convenio para  construir el nuevo sistema Estatal de Seguridad Pública. El eje central sería un nuevo modelo policial constituido por un cuerpo estatal de seguridad ciudadana, con Mando Único desde el Gobierno del Estado.
En su momento hubo desacuerdo con el nuevo esquema porque el poder ejecutivo estatal atraería todos los recursos destinados a la seguridad pública de los municipios; es decir, ninguno ya podría manejar dinero para seguridad. En su mayoría si no es que todas las corporaciones municipales, tenían fuertes carencias para combatir a la delincuencia y prevenir el delito.
Días después los cabildos aceptaron entrar a este nuevo esquema de seguridad, bajo la promesa de Ángel Aguirre de que seguirían recibiendo y manejando normalmente sus recursos para seguridad. 
En su momento, el entonces secretario de Gobierno, Humberto Salgado Gómez, definió esta estrategia como un “trabajo en equipo”, afirmando que éste generaría el compromiso de sumar esfuerzos en un propósito común, en materia de Seguridad Pública.
Aquel 21 de marzo, el funcionario aseguró que el objetivo no era crear un gobierno estatal concentrador de la función policial, ni cancelar las facultades municipales, sino “avanzar hacia lo que es medular, fortalecer la seguridad ciudadana a través de un mando unificado con actuación regionalizada, que mantenga una fuerte presencia municipal en la dirección, control, operación y mando, capaz de hacer frente a una creciente virulencia delictiva”.
Destacó que se configuraría un sistema policial certificado, “integrado con gente confiable, preparada, respetuosa de los derechos humanos, que no tenga, ningún nexo ni compromiso con la delincuencia, sino única y exclusivamente con el pueblo Guerrerense”. Pero de esto nada sucedió.
Pasaron cuatro meses y del mando único sólo se notaba la polémica que causó por el tema de los recursos económicos.
En agosto, el gobernador Ángel Aguirre firmó nuevamente un convenio con los alcaldes de Chilpancingo, Acapulco, Zihuatanejo, Tixtla, Iguala y Teloloapan; mediante el cual se formalizaría supuestamente la entrada en vigor del Mando Único, cuya cabeza era la Fuerza Estatal.
En un acto protocolario en la residencia oficial “Casa Guerrero”, Aguirre mencionó que con el Mando Único se pretendía blindar a esos municipios y generar un clima de confianza en la población, en el sentido de que los cuerpos policiacos serían los más certificados, evaluados y capacitados para resguardar esos sitios.
En ese entonces, el mandatario adelantaba que aunque la medida se ponía en marcha para esos seis municipios, se preveía aplicarse en más zonas de la entidad en los meses siguientes.
En ese tiempo, los seis alcaldes; de Zihuatanejo Éric Ballesteros; de Acapulco Luis Walton Aburto; de Teloloapan Ignacio de Jesús Valladares; de Tixtla Gustavo Alcaraz; de Iguala José Luis Abarca Velázquez y de Chilpancingo Mario Moreno Arcos, oficializaron con el gobernador ante la presencia de mandos del Ejército y la Marina, la medida.
Para esa fecha, la violencia generada por el crimen organizado estaba a todo su esplendor. En Iguala y Teloloapan los secuestros, levantones, asesinatos, extorsiones, hallazgo de fosas clandestinas y otros hechos de terror eran de cada día. En Zihuatanejo y Acapulco abundaban las balaceras y crímenes a cualquier hora del día y noche, mientras que en Chilpancingo había una policía desarticulada tras la depuración que aplicó el gobierno federal.
La capital del Estado no salía de un fuerte problema con las extorsiones y secuestros hacia los empresarios y comerciantes, desapariciones forzadas, y ejecuciones a mano armada, así como balaceras.
Y fue éste el único municipio en el que forzosamente, la operación conocida como “Mando Único” tuvo que iniciar.
En los otros cinco municipios no pasó de una firma y el discurso, porque en los hechos jamás se vio el resultado, o siquiera la aplicación real de la operación.
Estos seis municipios había recibido un sinfín de denuncias en el sentido que su policía municipal estaba a la orden de grupos del narcotráfico, pero nada se hizo; por ejemplo, en la Tierra Caliente, donde los nueve municipios sufrían y siguen sufriendo de fuertes problemas de violencia e inseguridad.
En Chilpancingo donde sí se aplicó realmente el Mando Único, jamás hubo resultados fehacientes. Las balaceras, extorsiones, secuestros y asesinatos continuaron, hasta la fecha. El grupo criminal que operaba en ese entonces, sigue con vida y cometiendo los mismos ilícitos, aunque en su momento el Gobierno Estatal afirmó que había sido desarticulado.
En Iguala se reforzó supuestamente la seguridad con el envío de más elementos de la Policía Estatal al municipio, elementos que solamente llegaron a coordinarse y, en ocasiones, a ver solamente el actuar de la policía municipal que cometía ilícitos a nombre de los Guerreros Unidos, durante el día y la noche.
La noche del 26 de septiembre cuando se registró la persecución, asesinato y desaparición forzada contra normalistas de Ayotzinapa, en Iguala estaba funcionando el Mando Único donde, de acuerdo a la firma establecida, la Policía del Estado estaría a cargo de la seguridad y tendría bajo su mando a la municipal, aunque en los hechos no era así. En esa ciudad, además, participaban en la seguridad la Policía Ministerial y el Ejército Mexicano, que tenían representación cada noche en el centro de vigilancia y operaciones conocido como C-4, que es donde llegan absolutamente todos los reportes de sucesos fuera de lo ordinario que suceden en la ciudad, incluido cualquier tipo de delito o detenciones que se hacen.
Es decir, todas esas corporaciones tendrían que saber hacia dónde fueron llevados los normalistas la noche del 26 de septiembre y a qué hora fueron sacados de la ciudad, si es que los llevaron a Cocula u otro municipio o localidad.
Luego de esos hechos, el gobernador Aguirre afirmó que en Iguala no funcionaba el Mando Único porque el alcalde José Luis Abarca Velázquez se había negado, pero nada hizo al respecto.
“Nunca asumimos nosotros el mando en la ciudad de Iguala y evidentemente ahora entendemos las razones por las que se mantuvo esa actitud negativa para que pudiera participar el gobierno del estado”, se quejó al finalizar su mandato de manera forzada tras los sucesos en Iguala, evadiendo en todo momento su responsabilidad.
En su primer Informe de Gobierno, el entonces presidente municipal José Luis Abarca, afirmó: “El municipio de Iguala es uno de los dos municipios del estado que firmó el convenio para que entrara en operación el Mando Único, cuya finalidad es concatenar esfuerzos con las policías estatal y municipal para lograr mejor efectividad. Dicho convenio se firmó el 17 de junio del 2013”.

Con esto, queda en evidencia que tanto el alcalde y el gobernador tendrían responsabilidad en los hechos de Iguala por no haber hecho nada en torno a la fuerte crisis de violencia que azotaba a Iguala, aunque en el discurso parecía ser uno de los municipios más pacíficos.

No existe el Mando Único

En resumen, el método cantado oficialmente más de tres veces a los ciudadanos, jamás se aplicó más que en Chilpancingo y de forma forzada por falta de elementos de seguridad municipales. Ángel Aguirre presumía como un logro esta operación especial sin que al menos haya empezado a funcionar, pues en Chilpancingo se aplicó, pero jamás brindó una mejor seguridad a los ciudadanos.
El gobierno de Rogelio Ortega Martínez decidió entonces no retomar la estrategia y, simplemente esperan que el próximo gobierno llegue a decidir si continuará o no.
El actual secretario general de Gobierno, David Cienfuegos, afirmó que hoy los índices de inseguridad han ido a la baja sin la necesidad de darle continuación al modelo implementado por Ángel Aguirre. El funcionario asume que la presencia de fuerzas federales en varios municipios de esta entidad, ha logrado mermar a la delincuencia, aunque en los hechos la ciudadanía sigue sufriendo los embates del narcotráfico, grupos de secuestradores y hasta delincuentes comunes.
“Las estrategias cambian, sobre todo porque si vamos a entenderlo desde la perspectiva primero de atención a la población y después de ataque a la delincuencia, ay que ver que no podemos mantener siempre el mismo esquema. Se requiere cambiar la estrategia y es lo que han hecho las instituciones de seguridad pública estatales y federales”; dijo desde la ciudad de Iguala.
Explicó que los programas de seguridad implementados por la federación y donde es coadyuvante el Estado, siguen presentes principalmente en Tierra Caliente, Chilapa y Tlapa.
Se le preguntó al encargado de la política interna del Gobierno del Estado que si Iguala era considerada un foco rojo en materia de inseguridad y violencia, a lo que respondió que no, aunque dijo que forma parte del esquema de seguridad denominado “Tierra Caliente”, impulsado desde el Gobierno Federal.
Pero, en realidad, la percepción ciudadana de acuerdo a testimonios recabados por este medio informativo, es que ni siquiera esta operación tan anunciada por el Gobierno de la República, ha dado golpes cruciales al narcotráfico, y tampoco ha logrado disminuir en gran manera los ilícitos de cualquier índole.
Cienfuegos afirmó que hay coordinación entre el Estado y la Federación, presumiendo que se tienen que aplicar nuevos esquemas de prevención del delito. “Desafortunadamente estamos empezando ahorita y esto rinde frutos en años”; aclaró.
Sobre el Mando Único, destacó: “Hay que recordar que este esquema llevaba ya varios meses parado y lo que se busca en estos meses es retomarse, en aras de que quien va a estar en el próximo periodo, pueda culminarlo. Hasta el momento no hay ningún municipio que esté en el Mando Único. Todos, de acuerdo con la instrucción del gobierno federal, empezaron a hacer todos los trabajos para que se pudieran generar las condiciones para acceder a ese esquema”, concluyó, tras agregar que el gobierno de Rogelio Ortega le apuesta a la prevención del delito con las propias policías municipales reunificadas, y ataque a la delincuencia con las fuerzas federales.

Agencia Periodística de Investigación